NUESTRA TIERRA

NUESTRA TIERRA
NUESTRO PUEBLO DE MONTESCLAROS

jueves, 29 de marzo de 2012

LOS CALEROS DE MONTESCLAROS


LOS CALEROS Y LA INDUSTRIA DE LA CAL EN MONTESCLAROS

Quiero dedicar ésta página a la memoria de mis padres, Carlos y Marcelina. También a todos los hombres y mujeres que vivieron en unas condiciones tan adversas por aquellos años  en Montesclaros.
Por su constancia y lucha diaria, siempre necesaria para mantener dignamente a su familia, mayoritariamente numerosa.

Los caleros son nuestro referente con el pasado más próximo. En Montesclaros ha sido durante muchos años la única industria que daba trabajo a la mayoría de las personas, hasta los años 60 del pasado siglo XX.
La agricultura y ganadería, era otra forma de ganarse la vida en Montesclareños.
Las largas montaneras con la recogida de bellotas también daban unos cuantos jornales a muchas familias del pueblo.
A partir del año 1960 se creó otra industria que también proporcionó bastantes puestos de trabajo en Montesclaros, con las Canteras de San Pedro y los molinos de triturar piedra, que aún siguen funcionando como empresa familiar.
Pero la industria de los caleros de cocer piedra para hacer la cal: ha sido la época de mayor auge en Montesclaros. No en vano por aquellos años y,  en el año 1960, según censo del archivo del Ayuntamiento, había 1.050 habitantes. Nunca más el censo ha sido superado en el tiempo, desde el año 1980 y hasta la fecha el censo no ha pasado de 550 habitantes.
Eran muchos los puestos de trabajo que ocasionaban las distintas tareas que se desarrollaban hasta la fabricación final de la cal.
Los picapedreros que sacaban la piedra de las canteras: trabajo duro y peligroso, pero siempre bien realizado por nuestros antepasados.
Unas cuantas cuadrillas de hombres rozaban los montes: (era la limpieza y corta de carrascas tomillos y jarales), todo ello leña fina para quemar en los caleros, llamada hornija.
Los carreteros transportaban la hornija: en múltiples carros rodados por bueyes y mulas, como mínimo cinco o seis juntos para así poderse ayudar en la carga y descarga; los caminos que recorrían eran muy accidentados y la carga si no estaba bien repartida y sujetada con cuerdas al carro, éste podía volcar, se utilizaban más de treinta carros de hornija para cada cocción en cada uno de los caleros.
Los caleros se mantenían siempre encendidos a todo fuego: con una buena cuadrilla de hombres rudos y sufridores en cada uno de ellos dado el esfuerzo y el calor que tenían que soportar, constantemente tenían que estar metiendo hornija sin parar durante 3 días y dos noches, no se podían despistar pues el calero tenía que mantenerse a la misma temperatura, si ésta bajaba bruscamente antes de estar cocidas las piedras, se podía perder todo el trabajo realizado.
Una vez terminada la cocción y las piedras convertidas en terrones de cal, se enfriaba el horno metiendo tierra directamente a las brasas por la misma puerta que antes se alimentaba el fuego con la hornija. Una vez que el horno se enfriaba se empezaba a sacar la cal, esta vez desde arriba hacia abajo hasta vaciar el calero de las piedras convertidas en blanquísima cal.
Algunos caleranos me han comentado,….Que cuando se terminaba de cocer el calero, se echaba tierra por la puerta directamente a las brasas y se extendía con unos rulos y rastrillos, incluso en ocasiones entraban hombres a pisar esa tierra, entre el suelo y la bóveda, para acelerar el enfriamiento  del horno. 
A mi pregunta de…. ¿Y no existía riesgo de que se derrumbara o de sufrir un desmayo por el calor y la falta de aire en un espacio tan cerrado?... La respuesta la contestan con orgullo, nunca se derrumbó ningún calero y nunca pasó nada especial, sólo, que salir bien tiznado de ahí dentro.
De la venta de la cal se ocupaban un buen grupo de personas: los caleranos de Montesclaros recorrían los pueblos de la zona para vender ésta cal, que era bien conocida por su especial calidad. La cal se seleccionaba para su uso final, las paredes se construían con mortero de cal y arena, la más blanca se destinaba para enjalbegar las viviendas, por fuera y por dentro. En muchas ocasiones ya estaban vendidas con antelación cocciones enteras, para empresas de construcción de Talavera de la Reina.

LOS CALEROS: están situados todos en el camino de Talavera a derecha e izquierda del camino. Lo primero que nos encontramos en dicho camino es la Ermita de San Sebastián, con un crucero, gótico tardío, con el escudo de los Señores de Montesclaros.
A 100 metros a la derecha del camino, nos encontramos con el primer calero, el calero de tío Críso; a unos 200 metros de éste y 300 de la ermita, se encuentra el calero de tío Carlos,  (en éste tío Carlos fabricaba tejas y ladrillos), se encuentra en buen estado el interior y, el exterior se ha restaurado recientemente por L.C.C., su yerno; recorremos otro trecho y a la derecha del camino nos encontramos el calero de tío Juan, relativamente bien conservado, pero le falta la parte superior frontal, tiene tres metros de profundidad y cuatro de diámetro; cerca de éste y, a la izquierda se encuentra el calero de la viña que está bien conservado, aunque una tercera parte está cubierto de escombros; el calero del Charcón, en muy mal estado; el calero Nuevo, bien conservado pero la fachada en mal estado; el calero Chico, en mal estado con la fachada en derrumbe; el calero de las Coscojas o “Cosa Mala”, en muy mal estado; el calero de la Casilla, en muy mal estado; el calero de tío Vale, en buen estado pero con una higuera dentro; el calero de tío Juanito, ha sido derruido; el calero de tío Panta, está en buen estado. Pasando la casa de las minas, se encuentra el calero de Caballeros, casi derruido.
En el camino del Renjel, se encuentra el calero del Chaparro Alto, está bien conservado, es el primero en el camino del Renjel; el calero del Renjel, es el segundo situado en dicho camino; el tercero es, el calero de tío cándido, prácticamente en buen estado.
Los caleros de los Industriales, que son cinco y se encuentran muy próximos entre sí, sólo uno está relativamente bien conservado.

¿QUÉ ES UN CALERO?
Es un horno circular de tres a cuatro metros de altura y unos cuatro metros de diámetro. Sus paredes interiores están revestidas de piedra berroqueña, sujetadas entre sí con barro colorado; en la parte inferior una pequeña puerta por donde se alimenta el fuego, por encima de la puerta y en el interior tiene un poyato en círculo de unos 20 centímetros de ancho, que sirve como soporte para empezar a colocar las piedras de encañar; a  partir de éste poyato se colocaban las piedras en redondo haciendo bóveda, para que absorbiera bien el calor del fuego que se alimentaba por debajo y a través de la puerta del calero.

Trabajo elaborado  por: A Pascual Barroso.
Reportaje fotográfico realizado por: A. Pascual Barroso.


   Camino de los Caleros y Ermita de San Sebastian.

   Calero de Tío Carlos: restaurado después de éstas fotografías por L.C.C.









El Calero Chico